viernes, 4 de septiembre de 2009

Pueblo muerto.


Si anteriormente habia hablado maravillas de la obra maestra de Kafka, hoy quiero regocijar el animo de la lectura a un libro de Juan Rulfo, un Mexicanote que en su obra "Pedro Páramo" narra la historia de un joven, hijo de una críada de fundo, la cual le pide expresamente en el lecho de su muerte visitar y conocer a su padre "Pedro Páramo" que vive en un pueblo llamado Comala.
Es aquí donde comienza una historia fantástica, que te adentra a un mundo completamente imaginario, de un pueblo que no existe. Se resalta el inmenso calor del pueblo de Comala, conocido como el infierno.
Temas como el abandono, la discriminación, la pasión, las relaciones criada-patrón, campesino-Dueño de fundo, asalariados-trabajadores, entre otros, son los que se toma Juan Rulfo, para darle vida a esta historia fantásma, pero que se nutre con temas tan reales y nuestros (sobre todo en Mexico).


Un libro que roza con lo simbólico e imaginario, de un pueblo que estuvo, que fué, pero que el protagonista lo vive tan real, aunténtico y a la vez, desconcertado e imaginario.
Les dejo la primera página de este hermoso texto, recomendable de seguro, para estas últimas frías tardes de invierno que nos van quedando.

"Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría; pues ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo. "No dejes de ir a visitarlo -me recomendó-. Se llama de este modo y de este otro. Estoy segura de que le dará gusto en conocerte". Entonces no pude hacer otra cosa sino decirle que así lo haría, y de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun después que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas. Todavía antes me había dicho: - No vayas a pedirle nada. Exígele lo nuestro. Lo que estuvo obligado a darme y nunca me dio... El olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro. -Así lo haré, madre. Pero no pensé cumplir mi promesa. Hasta ahora pronto que comencé a llenarme de sueños, a darle vuelo a las ilusiones. Y de este modo se me fue formando un mundo alrededor de la esperanza que era aquel señor llamado Pedro Páramo, el marido de mi madre . Por eso vine a Comala".

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